La Región del Sur se alza como un tapiz de contrastes. Aquí, los acantilados desafían al cielo, los bosques esconden secretos bajo su dosel plateado, y las marismas exhalan susurros venenosos. Sus pueblos, tallados en piedra y determinación, son faros de resistencia en un mundo que parece conspirar contra ellos. Esta es una tierra para los valientes, los astutos… y los que saben escuchar el ritmo oculto de la naturaleza.
La región del sur comprenda toda la zona sur de las Tierras Desoladas excepto el Desierto de Halem y la Isla del Wadi. Los territorios más importantes que podemos incluír en esta región serían Istek y el Bosque del Tejón, Asufeld y los Acantilados Imperecederos, Galparan y las llanuras y Gamoburgo junto con las Colinas Azules y las Marismas Anodinas.
En este pequeño compendio encontraréis algunos detalles y rasgos de todas estas zonas y localidades.
Conocidos también como camino del sur, los Acantilados Imperecederos son la zona sureña de costa de las Tierras Desoladas que conecta Istek con Asufeld. Su grandiosidad os dejará boquiabiertos, así como las sorpresas y peligros que esconden.
Los Acantilados Imperecederos, de imponente belleza costera con brisas salinas y vistas al mar, esconden peligros mortales. El antiguo camino superior, devorado por la maleza, obliga a los viajeros a descender a la playa rocosa, donde bandadas de gaviotas agresivas atacan sin piedad. Más adelante, los Kappas —criaturas similares a tortugas bípedas con caparazones resistentes, originarios de las Islas Esmeralda— se multiplican en número y hostilidad.
En Asufeld, una misteriosa mujer del puerto compra plumas de gaviota y fragmentos de caparazón de Kappa, aunque sus motivos son desconocidos. El camino continúa por playas estrechas hasta una cueva húmeda, evitada por muchos viajeros al optar por una barcaza que sortea el tramo. Según leyendas, esta cueva alberga secretos siniestros: cadáveres reanimados de marineros y cocodrilos marinos gigantes.
Tras superar el cabo final de los acantilados, una empinada cuesta pedregosa conduce a Asufeld, visible y accesible tras la ardua ascensión. La ruta, aunque peligrosa, une la majestuosidad natural con los riesgos de un mundo donde hasta las criaturas más insospechadas desafían al viajero.
Situado al suroeste del continente se encuentra el Bosque Tejón, el segundo bosque más grande de Tierras Desoladas. Se trata de una gran extensión densa de flora boscosa, abundante agua corriente y gran variedad de vida vegetal y animal. También se encuentra el único paso disponible que conecta la ciudad portuaria de Istek junto a la joya comercial de Galparan.
Flora y Fauna Dominante
El bosque debe su nombre a la sobrepoblación de tejones, cuyas madrigueras subterráneas se extienden por doquier. La abundancia de bayas y agua favorece su proliferación, aunque no son la única amenaza: manadas de lobos gigantes acechan a presas y viajeros desprevenidos. Entre la fauna menos peligrosa destacan venados, conejos, ardillas y culebras.
La Transformación de la Vereda Oscura
Hace años, el bosque septentrional albergaba la Vereda Hermosa, un área iluminada por algarrobos y castaños. Tras el colapso de una antigua torre al norte, una sombra desconocida corrompió la zona: los árboles crecieron deformes, formando un dosel a 12 metros de altura que convirtió el área en la Vereda Oscura, un lugar húmedo y cubierto de niebla. Ahora, telarañas viscosas y arañas gigantes venenosas infestan el lugar, obligando a los druidas del Círculo Esmeralda (como Fíonan) a buscar rutas alternativas para el comercio entre Istek y Galparan. Se rumorea que algunos árboles "cobran vida", aunque su lealtad es incierta.
Leyendas y Folclore
Río Tornaroble: Según los leñadores, beber sus aguas en exceso convierte a las personas en robles.
Espíritus y Criaturas: Se habla de espectros nocturnos, una mujer mitad árbol que vigila desde las copas, y espíritus ancestrales vinculados a altares ocultos.
Advertencia: Aunque no hay pruebas de estas leyendas, los viajeros deben evitar provocar a los druidas, guardianes del bosque desde antes de la Guerra de los Ríos.
Secretos del Pasado: La Ciudad Élfica Perdida
Entre la maleza yacen ruinas de una ciudad élfica destruida durante el Gran Cataclismo hace dos siglos. Las inscripciones y símbolos ethurios revelan su origen, aunque su nombre e historia siguen siendo un misterio. Aventureros buscan tesoros ocultos entre sus restos, pero muchos desaparecen sin rastro.
Siguiendo el camino del Este, tras atravesar el Bosque del Tejón y antes de llegar a la Gran Encrucijada, se puede tomar un desvío al noroeste por un camino pedregoso y angosto en dirección a las Colinas Azules. Este conjunto de colinas forman una frontera natural entre las Marismas Anodinas y el Bosque del Tejón. Es una zona muy accidentada donde el viajero deberá tener un gran aguante físico para el ascenso hasta su cima, tornándose dificultoso en algunas zonas.
Historia: El Legado de los Espino Negro
Las Colinas Azules deben su nombre al tono azulado que adquieren al amanecer, producto de vetas minerales expuestas, y a las flores que tapizan sus laderas. En el pasado, fueron hogar de la tribu Espino Negro, guerreros independientes que rechazaban la civilización. Vivían de la caza y el bandidaje, atacando viajeros y resistiendo incursiones de Galparan. Su desaparición sigue siendo un misterio, aunque se cree que su mausoleo en la Cumbre del Gran Azul guarda los restos de sus líderes.
Descripción Geográfica: Rutas y Peligros
Río Ámbar: Cruza las colinas desde el este, conectando con el Bosque del Tejón.
Ascenso Pedregoso: El camino principal está flanqueado por altares primitivos, dedicados a espíritus ancestrales, posiblemente obra de los Espino Negro. Su simbología sugiere orígenes anteriores al Imperio Ethurio.
Fauna y Bandidos: Lobos, jabalíes y osos merodean cerca de los senderos, junto a bandidos que asaltan a incautos. Mercenarios patrullan la zona para cazarlos
Lugares de Interés
El Gran Azul: Sendero hacia la cumbre principal, donde se halla un altar a Darum, dios del viento. Data de tiempos anteriores al Imperio Ethurio y atrae a peregrinos y curiosos.
Viejos Túmulos: Enterramientos arcaicos de los primeros humanos, protegidos por los Espino Negro. Se rumorea que espíritus guerreros defienden sus tesoros de intrusos. Expediciones aquí exigen precaución.
Antaño llamada Ciénaga de Gorblung en honor a un chamán orco que dominó estas tierras, ahora es un reino de silencio y veneno. Las aguas estancadas ocultan lirios estranguladores que se enroscan en tobillos desprevenidos, y la niebla —dulce como el perfume de una amante— carcome los pulmones. Los pocos que regresan hablan de ruidos bajo el lodo: susurros en lengua oscura, huesos que se arrastran, y una figura escamosa que observa desde las profundidades.
Al oeste de la ciudad de Galparan, siguiendo el curso del río Galp hasta su desembocadura al mar impenetrable se ubica la región pantanosa conocida como Marismas Anodinas. Su nombre se debe a un extraño efecto que producen los vapores que emanan de sus fangos, pues se dice que te aturden y convierten la región en un lugar pesado, cansado y en general de poco interés para cualquier persona en su sano juicio. Debido a esto y al poco interés que despierta en las ciudades de las Tierras, han recibido este nombre.
Aunque reciban el nombre que reciben, tienen mucho más valor del que pueden aparentar a simple vista. Estas marismas forman una gran extensión que cubre una buena parte del oeste del continente desolado que una vez fue Ethuria. El agua salobre, salada del mar junto al agua dulce del río, abarca hasta donde alcanza la vista. Este cronista no sabría precisar hasta donde llegar su total extensión, pues pocos han sido los que la han recorrido en su totalidad y aquellos que afirman haberlo hecho son del todo imprecisos.